Karina Duque: Conectar un diseño simple, con lo esencial para habitar el sur.

Desde Frutillar, Karina Duque (37) desarrolla una arquitectura de líneas simples, luminosa y profundamente conectada con el entorno. Su enfoque privilegia la funcionalidad, la flexibilidad de los espacios y un cuidado respetuoso por los detalles. Hoy comparte su camino al sur, y cómo durante estos años éste se transformó en su hogar.
¿Cómo llegaste al sur?
Llevo mucho tiempo viviendo en Frutillar. Llegamos con Diego, mi marido, cuando recién estábamos saliendo de la universidad. Él es médico y yo arquitecta, así que teníamos carreras bien flexibles como para movernos a cualquier parte.
Yo siempre había soñado con vivir en el sur, en el campo. Desde chica veraneaba en Puerto Fonk o Panguipulli, y en general pasaba los inviernos y veranos en el sur.
En el verano del 2014, mientras estábamos en Panguipulli, a Diego le llegó una oferta de trabajo como médico general en Frutillar. Nos miramos y dijimos: "igual podría ser". Nos imaginábamos Frutillar como un lugar muy pequeño, donde no pasaba mucho… pero la idea de vivir en el sur se hacía realidad como una nueva aventura. Postuló, tuvo la entrevista, y a los dos días le avisaron que estaba contratado.
Llegamos a vivir a una cabaña en Frutillar Bajo, en la calle 21 de mayo. Yo en ese entonces trabajaba de manera independiente, así que me iba caminando a trabajar desde el café Cappuccini que estaba en el Teatro del Lago. Después empecé a colaborar con Andrea Von Chrismar en algunos proyectos, y más tarde comencé a hacer clases en la Universidad San Sebastián.
Sabíamos que al poco tiempo, a mi marido le tocaría hacer la especialidad y eso implicaba volver a Santiago. Yo le dije: “Diego, no podemos abandonar este lugar, es maravilloso”. Así que decidimos construir, independiente de si volvíamos a vivir acá o no. No lo queríamos soltar.
Queríamos tener un espacio propio: para veranear, arrendar, o quizás, volver. Buscamos un sitio, lo compramos, y comenzamos diseñando una mini cabañita que terminó siendo esta casa. Fue un proceso muy especial: mi marido era mi cliente, mi contraparte. Y así nació la casa KDDK.
Vivimos tres años en Santiago, siempre sabiendo que no echaríamos raíces allá. Veníamos cada cierto tiempo a visitar nuestra casa, hasta que finalmente pudimos volver. Hoy estamos acá, con nuestras tres hijas, disfrutando nuestro hogar.


Casa KDDK Karina Duque - Fotos Fernanda Castro
Arquitectura flexible, práctica y sencilla.
Me encanta la sencillez y buscar lo práctico en las casas. Tratar de que en la menor cantidad de metros cuadrados posibles puedas vivir bien: de manera cómoda, práctica, fácil de mantener, y con mucha luz.
Mis diseños responden a los requerimientos y forma de vivir de las familias, a las condiciones climáticas y a lo propio del lugar. Una mezcla bien lograda de esos elementos es desde donde nacen mis proyectos. Y en el sur, es clave captar la mayor cantidad de luz posible, sobretodo para los que venimos de Santiago que sentimos profundamente esa falta. Acá hay menos horas de luz al día, por lo que hay que lograr que ese mínimo de sol y calor, entren a la casa. Así, puedes disfrutar el entorno desde adentro.
También es importante que la casa esté bien protegida: necesitamos espacios más herméticos por el frío, compactos, donde no se pierda el calor. Y es el diseño el que tiene que adaptarse al entorno.
Me encanta proyectar casas flexibles, pensadas a futuro. Si alguien tiene la intención de ampliar más adelante, se puede diseñar desde el principio una casa más pequeña, con un plan claro de crecimiento. Ese “masterplan”, que considera no solo la casa, sino también posibles futuras expansiones, un quincho, una bodega o una oficina, hace que todo sea más fácil después. Cuando se planifica bien, ampliar se vuelve parte natural del proceso.
Y para lo estético, todo va respondiendo a lo descrito anteriormente: desde lo practico se trabaja un diseño con líneas simples y sin recovecos. Mientras menos elementos innecesarios tenga la casa, más rica será la experiencia de habitarla: visualmente más limpia, funcional, cómoda. Al buscar la luz, aparecen naturalmente ventanas grandes, que crean relaciones con el exterior: desde adentro puedes sentir el verde, y desde afuera puedes visualizar la calidez del interior.
En cuanto a los materiales, me gusta que sean nobles, que respondan bien al clima y que, además, sumen belleza y calidez. Utilizo mucho la madera, y si es nativa o reciclada, mejor. El pino aguado blanco para los interiores me encanta, y como revestimiento exterior acá funciona muy bien el zinc, ya que no requiere mantención, tiene una gran resistencia a la interperie y es fácil de limpiar. La madera, en cambio, me gusta utilizarla en los exteriores más protegidos del viento y la lluvia, bajo aleros, para evitar su desgaste.


Casa SP Karina Duque - Tunquén - Fotos Fernanda Castro
¿Cómo partir si quiero construir en el sur?
Lo primero es buscar un arquitecto. Incluso, me encanta cuando me contactan antes de comprar el terreno, porque puedo ayudar a elegir. Hay terrenos que se ven muy lindos en la foto, pero son difíciles de habitar: reciben poca luz, tienen pendientes muy marcadas o están demasiado expuestos al viento. Si hay un terreno más difícil, hay un buen desafío por delante, ya que es la arquitectura la que tiene que responder y generar espacios habitables y cómodos, y eso puede lograr proyectos muy entretenidos también.
Yo siempre privilegio terrenos con una buena luz, que tenga espacios donde poder asentarte, y zonas protegidas. Incluso valoro más eso que una gran vista. Porque si el viento no te deja estar afuera, realmente no vas a poder habitar ese lugar.
Si ya tienes el terreno, mi consejo es que vayas con el arquitecto que elijas y le muestres cómo quieres habitar y apropiarte del lugar, qué espacios te gustaría tener, y cómo te proyectas ahí. Esa visión para mi es fundamental.
Con respecto a los tiempos de construcción, siempre sugiero considerar al menos un año y medio para todo el proceso: desde el diseño hasta que se les entregan las llaves de su casa. Hay muchas etapas que se cruzan: el anteproyecto, el desarrollo del proyecto, los trámites municipales, las especialidades… y todo eso se tiene que coordinar bien para avanzar.
Y por último, durante la obra estoy muy presente: voy a terreno, hago visitas, superviso, y también me emociono viendo cómo avanza la casa. La relación arquitecto-cliente es una relación de largo plazo y de mucha confianza. Por eso siempre recomiendo elegir a alguien con quien haya química, con quien puedas conversar y sientas que te llevas bien. No se trata solo de diseñar: es acompañar, resolver y cuidar el proceso para que el resultado sea ver sus proyectos hechos realidad.



Casa Ilihue, Lago Ranco. - Arquitectura y fotografías Karina Duque.
Errores típicos al construir en el sur.
Vivir en el sur es maravilloso, pero el diseño de las casas tiene que responder al clima, la humedad y la luz. Hay errores que se repiten y que pueden hacer una gran diferencia en la calidad de vida.
- Uno de los más comunes es usar techos con muy poca pendiente. Acá llueve mucho, y el techo tiene que estar pensado para evacuar rápido el agua. Mientras más plano, el riesgo de que haya filtraciones aumenta.
- Otro error es usar hormigón en los muros sin aislar: es un material frío y muy poroso, y si no se trabaja con una buena aislación, terminas sufriendo con la humedad.
- También es frecuente ver casas mal orientadas. Es importante preguntarse: ¿por qué esta casa está mirando hacia allá? En el sur, captar la luz es fundamental. No basta con tener ventanas, hay que pensar cómo va a entrar el sol, en qué momentos del día, y cómo eso afecta la temperatura y la atmósfera de los espacios.
- Otro punto clave son los accesos: tienen que estar protegidos del viento. No quieres sentir cada vez que llegas a tu casa, que se te van a volar las bolsas del supermercado.
- Por último, a veces se prioriza la forma por sobre la funcionalidad, y eso se nota especialmente en el sur. Muchas casas son oscuras por dentro, mal iluminadas. A mí me gustan las líneas simples, porque permiten que la luz se distribuya de forma pareja en los espacios. El recoveco, el rincón sin ventana, tiende a quedar en sombra, y al final afecta la experiencia de habitar.
Son pequeños detalles, pero marcan una gran diferencia cuando decides vivir en el sur.



Casa Totoral MW - Karina Duque + Francisca Figueroa | Fotos Karina Duque
Tener vida de barrio, desde una parcela.
Al principio nos sentíamos un poco solos, pero cuando volvimos a vivir acá, el barrio ya había crecido. Hoy somos muy amigos con nuestros vecinos: tenemos una puerta que nos conecta con su casa y los niños juegan de un lado a otro. Vivimos en una parcela urbana, donde tenemos lo mejor de los dos mundos. Puedo ir caminando a comprar pan o salir a caminar y estoy a cinco minutos del colegio, de Frutillar Alto y con una conexión rápida a la carretera.
Lo que me enamoró de Frutillar fue la posibilidad de trabajar rodeada de un paisaje maravilloso, y al mismo tiempo vivir en una comunidad donde te topas con las mismas personas todos los días. Ese simple hecho de cruzarse, de saludarse, va generando redes y vínculos, a una escala más humana. Poder venir a almorzar a la casa, conocer a la señora que te vende en el almacén, o terminar invitada al cumpleaños de alguien que siempre ves en la calle, es my bonito. Y así es como hemos conocido a varias familias con las que hoy somos grandes amigos.
Cuéntanos de ti y tus proyectos
Soy una persona con mucha energía. Me levanto temprano todos los días, voy a clases de ballet en el Teatro del Lago y, siempre que puedo, me meto al lago en las mañanas. Ese shock de frío es maravilloso. Vivir en el sur me hace sentir que hay que aprovecharlo todo, y muchas de las cosas que hoy disfruto, las he ido descubriendo aquí.
Me gusta mucho tocar piano -vengo de una familia de músicos- y armar mini bandas con mis hijas. Nos ponemos a tocar, a cantar, a bailar. La música es parte importante de mi vida, y eso lo he descubierto acá. En los diferentes encuentros, siempre aparecen músicos y terminamos cantando.
Me gusta mucho el diseño en todas sus formas. He trabajado diseñando y habilitando espacios comerciales, como el café Diparma, y hoy estoy trabajando en una remodelación en Puerto Varas, con un enfoque más ligado al interiorismo que me tiene fascinada. Me motiva transformar espacios, especialmente cuando no están bien aprovechados.
En el fondo, todo lo que hago tiene que ver con eso: habitar, transformar y disfrutar los espacios. Ya sea diseñando una casa, dibujando, habilitando un café o improvisando un concierto en la cocina con mis hijas.











Fotos y producción: Equipo Camino Sur.