Arquitectura que abraza el sur: la calidez interior de Diego Rodríguez.
Diego Rodríguez (39) llegó al sur en busca de una vida más tranquila y una forma distinta de habitar los espacios. Desde entonces, ha fusionado su experiencia profesional con el territorio, desarrollando una arquitectura donde la luz y la relación con el entorno definen casas únicas, que dialogan con el clima y el paisaje auténtico del sur.
¿Cómo llegaste al sur?
Hace un tiempo que con mi pareja teníamos la idea de salir de Santiago, y justo nos tocó vivir el estallido social y la pandemia. En ese momento nos dijimos: ¡hagamos un cambio, casémonos y nos vamos a hacer un proyecto de vida a otro lugar! Y así, tomamos la decisión de irnos al sur.
Habíamos mirado también la zona de la costa central, pero acá teníamos familia y varios amigos que visitábamos de vez en cuando, y además, nos encantaba el lugar.
Elegir dónde vivir
Al llegar decidimos arrendar una casa chiquitita en una parcela cerca de donde vivían varios amigos. Y mientras tanto, nos dedicamos a buscar un terreno.
Partimos recorriendo todos los loteos y condominios de la zona y definimos muy bien el área en la que queríamos vivir. No queríamos vivir lejos, tampoco queríamos Puerto Varas que era más ciudad, con más ajetreo. Por eso nos decidimos por Frutillar, y dentro de Frutillar vimos qué lugares tenían más proyección de crecer a futuro. Por eso elegimos este lugar.
El terreno mismo apareció de suerte: ofrecían un paño de dos hectáreas con buena orientación y con vista al lago, algo que calzaba con lo que veníamos buscando. Eso sí estaba en una pendiente, lo que desafiaba el diseño de la casa pero por otro lado nos garantizaba una bonita vista.

Urbanizar un terreno: tiempos, desafíos y aprendizajes.
El terreno no estaba urbanizado: no tenía agua ni luz, y solo contaba con un camino de acceso. Para nosotros esto era una oportunidad: poder comprar a buen precio, con la idea de subdividir y urbanizar para a futuro poder recuperar la inversión hacia que nos gustara mucho la idea. Y así, después de un buen tiempo, logramos dividir el terreno original en cuatro terrenos de 5.000 metros cada uno.
Como se trataba de un proyecto familiar, diseñamos un plan maestro para el paño completo incorporando senderos, áreas comunes y un sistema de agua compartido. Además, elaboramos un reglamento interno para regular la convivencia entre las familias y asegurar el buen uso de los recursos.
El proceso es largo. La subdivisión puede demorar entre seis meses y un año, y la certificación del pozo de agua también implica gestiones lentas y burocráticas. Por eso, cuando uno toma la decisión de comprar un terreno sin urbanizar, tiene que saber que no podrá construir de inmediato, hay que tener paciencia y asumir ciertos riesgos.
Arquitectura cálida y auténtica.
Me gusta mucho trabajar con la luz. Jugar con tragaluces, con aperturas que den identidad a cada proyecto para que las casas tengan un sello propio y se diferencien de las demás.
Busco salir de la típica casa sureña: del galpón cerrado, sin aleros y de grandes proporciones, para explorar espacios más contenidos, donde el interior tenga carácter y calidez.
Me interesa mucho el trabajo desde dentro: cómo la arquitectura puede transformarse a través del diseño interior. Por eso, algo que disfruto especialmente son las remodelaciones, donde es un desafío rediseñar una casa desde su esencia y reinterpretarla a partir de sus espacios.


Casa CC - Frutillar | Fotografías: Diego Rodríguez Correa.
En cada proyecto participo de principio a fin. Desarrollo los planos, los detalles de los muebles, y luego junto al cliente se evalúa si construir con mi equipo o licitar con otras constructoras. Estoy muy presente en cada obra, acompañando al cliente y mediando con los constructores, porque muchas veces el cliente se involucra sin entender mucho de construcción, y eso puede tener costos importantes que bien acompañados se pueden evitar.
Haber vivido en el sur me ha dado una sensibilidad especial frente al clima. Aquí hay que entender cómo protegerse de la lluvia, del viento, del frío e incluso del sol. No todo diseño funciona en este entorno. A veces llegan proyectos pensados desde Santiago: con techos planos, grandes lucarnas o espacios subterráneos de cemento que terminan siendo fríos y húmedos. Son errores que se pueden evitar cuando se conoce realmente el territorio.



Casa Ontario - Vitacura - AEA Arquitectos.
Consejos para elegir un arquitecto:
Hay dos caminos al momento de elegir con quién hacer tu casa: fijarse solo en lo estético “me gusta cómo diseña” y cómo se ve la casa por fuera, o priorizar la calidad interior de los espacios, esa arquitectura que se vive desde adentro.
Porque puedes tener una casa muy llamativa en su fachada, pero si por dentro los techos son bajos, los espacios planos y la luz no entra, pierde toda su magia. Lo ideal es encontrar a un arquitecto que combine ambas cosas: que te convenza por el diseño y la estética exterior, pero también por la calidez y la calidad espacial interior. Y ojalá, que tenga obras construidas que puedas visitar, para sentir de primera mano cómo se habitan sus espacios.
Por último, es clave pensar el diseño desde el lugar: recordar los aleros, las pendientes del techo, la definición de los materiales. Todo debe responder al clima y al entorno. Si ya tienes una línea estética clara, busca a alguien que comparta esa sensibilidad; y si no, prioriza la calidad interior. Es ahí donde la arquitectura sureña revela su verdadera belleza: en cómo se siente vivir dentro de ella.
Mi casa: aprovechar desniveles y vistas.
Al principio, queríamos una casa más “loca” hecha a nuestra pinta, pero luego nos preguntamos ¿qué pasaría si tuviéramos que venderla y por ser demasiado distinta, nadie la quiere comprar?
También, el terreno presentaba varios desafíos: era estrecho y tenía una caída muy abrupta. Aprovechamos esa pendiente para hacer las piezas en distintos niveles, priorizar las vistas y protegernos del viento norte, ya que el terreno recibe mucho viento.



Casa BD - Frutillar | Fotografías: Camino Sur.
La estructura se hizo con madera laminada mecanizada, un sistema en el que cada pieza llega numerada y lista para ensamblar. Es un sistema más caro, porque la madera laminada permite crear elementos de mayor tamaño y resistencia, pero tiene la gran ventaja de acelerar los tiempos de construcción: lo que en una casa tradicional podría tomar 4-5 meses, aquí lo puedes tener listo en apenas un mes.
Combiné la estructura de madera con paneles CIP, de modo que al llegar al terreno ya estaba todo listo para trabajar. El costo de materiales se eleva un poco, pero se compensa con la rapidez del montaje y la eficiencia del proceso.
Cuéntanos de ti y tus proyectos
Soy arquitecto independiente. Estudié arquitectura en Santiago y luego realicé un diplomado en Arquitectura BIM, un sistema de modelación digital que permite asignar información a cada uno de los elementos de una construcción.
Me interesa mucho trabajar de forma colaborativa y tecnológicamente integrada, que es justo lo que me atrae del sistema BIM: la posibilidad de compartir el modelo con otros profesionales, coordinar en tiempo real y construir de manera más precisa y eficiente.
Me encanta la idea de que cada cliente represente un desafío distinto. Puedo ayudar a alguien que, con pocos recursos, quiera remodelar su casa y necesite soluciones creativas y funcionales; o colaborar con quien busca diseñar una oficina, un techo o un toldo con un enfoque más experimental. Cada proyecto exige una mirada particular, y eso me motiva profundamente.
Actualmente tengo un socio en Santiago, con quien formamos AEA Arquitectura. Desde allí desarrollamos proyectos de casas y remodelaciones, tanto en Santiago como en la Región de Los Lagos, combinando el diseño contemporáneo con la experiencia de vivir en el sur.











Fotos y producción: Equipo Camino Sur